Había una vez un gatito que vivía en el campo. Un día
recibió una carta de un familiar que vivía en la ciudad; en ella le anunciaba
su visita. El gato empezó a buscar comida para invitar a su pariente.
A éste no le gustó la comida que le ofreció el gatito,
pues estaba acostumbrado a comer los refinados manjares de la ciudad. Antes de
marcharse, le invitó a visitarlo.
En la ciudad, el gatito tardó mucho en encontrar el
domicilio de su pariente. Ruidos, sobresaltos, pisotones de la gente, amenazas
de los coches...
Su pariente le recibió y le obsequió con los más
exquisitos manjares. Durante la comida, el ama de llaves entró chillando; un
perro callejero la perseguía rabioso.
Muy nervioso y atemorizado, nuestro gatito regresó al
campo. Pensó que no valía la pena vivir con tanto lujo a costa de perder la
tranquilidad. Probablemente su pariente acabaría enfermando de los nervios o
con úlcera de estómago.
«Es mejor vivir en el campo con pocas cosas, que en la ciudad con
muchas.»
0.999.5 anonimo fabula