Doña Zorra presumía de ser muy rápida. Harta, doña
Rana le dijo un día:
-¡Bah! Yo soy más rápida que usted y la desafió a una
carrera cuando quiera.
La zorra, sonriendo con desprecio, aceptó.
Comenzó la carrera y, sin que doña Zorra la
advirtiese, doña Rana saltó sobre su lomo. Así iban avanzando. De vez en
cuando, doña Zorra volvía la cabeza. Al no ver a la rana, suponía que la había
dejado muy atrás.
Poco antes de llegar a la meta, doña Rana dio un
tremendo salto y cayó justo delante de la línea de meta, unos metros por
delante de doña Zorra, que no podía creer lo que veía.
Doña Rana le gritó desde la meta:
-¡Amiga Zorra! Hace rato que la espero.
Doña Zorra se fue con el rabo entre las piernas.
«No se puede presumir antes de que llegue el fin.»
0.999.5 anonimo fabula
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