El abuelo Oso había comprado un décimo y le había
tocado el primer premio de la lotería. Apenas lo supo su familia empezaron a
surgir celos y envidias. Hasta llegaron a pelearse entre ellos.
El abuelo, que era el único desinteresado, tomó una
decisión. Sin pensárselo dos veces, cogió el dinero y lo repartió entre los
pobres de la ciudad. De esta forma la familia ya no pelearía más por el dinero.
-Has hecho muy bien, abuelo, te felicito -le dijo uno
de sus nietos. Y el resto de la familia también estaba de acuerdo.
«La avaricia rompe el saco.»
0.999.5 anonimo fabula
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