A la gallina Cloquita le fastidiaba mucho que el dueño
de la granja se aprovechase de los huevos que ponían ella y sus compañeras, así
que decidió aguarle la fiesta.
-¡No pienso poner más huevos para él, a ver si me cuida
más y me trae una comida más decente!
Pasaron unos días. El granjero, extrañado al ver que
Cloquita no ponía huevos, pensó que algo malo le ocurría y decidió esperar. Pero,
nada, Cloquita seguía adelante con su actitud rebelde y el dueño de la granja
se convenció de que no servía para poner huevos, por lo que decidió hacerse un
caldo con ella y en un abrir y cerrar de ojos la envió al otro mundo. Triste
final el de Cloquita, la gallina rebelde.
«Si no quieres trabajar no evitarás tener un mal final.»
0.999.5 anonimo fabula
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