Una vez había una ovejita que era diferente a las
demás. Era negra. Por eso la despreciaban y la dejaban la última.
Cansada de que todos la trataran tan mal, la ovejita
negra se apartó del rebaño.
Anduvo sola y, al llegar la noche, se acostó sin
querer sobre un montón de harina. Al día siguiente se había convertido en una
oveja de color blanco.
Volvió al rebaño y sus compañeras la nombraron la
reina del rebaño por su blancura.
Un día llegó el príncipe de los corderos, que venía en
busca de esposa para él.
Mientras el príncipe miraba a las ovejas se
desencadenó una gran tormenta. La Iluvia quitó la capa de harina que cubría a
la ovejita y ésta recobró su color negro.
El príncipe, encantado, la eligió como esposa y dijo:
-Es distinta a las demás. Por eso me gusta.
«Nunca debes despreciar por el color de la piel a los demás.»
0.999.5 anonimo fabula
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