Doña Jirafa tenía muchas amigas y le gustaba hablar con
ellas largo rato. Pero sus amigas tenían que mirar hacia arriba para hablar con
ella y acababan con un gran dolor de cuello. Como a todas les gustaba hablar
con doña Jirafa, decidieron reunirse para solucionar el problema, pues no
querían perder su amistad.
Doña Gata propuso hacer en la plaza una tribuna a la
que se subirían las demás. Así, cuando doña Jirafa hablara, las demás no
tendrían que hablarla mirando hacia arriba. A todos les pareció muy buena idea.
«El ingenio no tiene precio.»
0.999.5 anonimo fabula
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