Había una vez una rana muy envidiosa que no hacía caso
a los demás y menos al oír frases como ésta: «He visto el buey más grande,
hermoso y fuerte de la tierra».
En ese caso, la rana contestaba muy altanera y
orgullosa, en voz alta:
-¡Bah!, exageras, mosquito inútil. Nadie puede ser tan
bella y fuerte como yo.
Un día, vio a un buey que era realmente grande, el más
grande que había visto en toda su vida. Envidiosa, la rana tomó mucho aire para
aumentar de tamaño. Se fue hinchando más y más, tanto, que al final estalló.
«Es de gran sabiduría poder aceptarse cada uno como es.»
0.999.5 anonimo fabula
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