A ver si encuentro un peral a mi gusto, porque antes
vivía en un melo-cotonero infernal. ¡Qué ruido había a todas horas! -decía un
gusano.
-Yo también tengo que mudarme a otro sitio más
tranquilo. Vivo en un cuchitril lleno de jaleo -se quejó otro gusano que estaba
a su lado.
Tan distraídos estaban con la conversación que no
repararon en que se acercaban a un grupo de gallinas hambrientas que, muy
contentas, abrieron el pico dispuestas a darse un banquete a costa de los dos
caminantes.
En ese mismo momento el viento hizo caer una piedra
sobre las gallinas, que retrocedieron muy asustadas. El ruido de la piedra
alertó a los gusanillos que corrieron rápidos a esconderse.
«Mirad siempre por dónde andáis, no vaya a ser que os ocurra lo que a
estos gusanillos y no tengáis la suerte que tuvieron ellos.»
0.999.5 anonimo fabula
No hay comentarios:
Publicar un comentario