Aprovechando que su amo se había dormido, una vaca
comenzó a aden-trarse en el bosque acompañada por el perro guardián.
Al cabo de un rato de estar caminando, el perro sintió
un hambre enorme. Recordó que en la cesta que llevaba la vaca sobre su cabeza
había un trozo de pan. Pidió a la vaca que se agachase para cogerlo. La vaca
respondió algo altanera:
-No me molestes. Estoy ocupada buscando hierba fresca
-dijo la vaca sin hacerle caso.
El perro se quedó sin comer y continuaron su camino.
Al poco rato, un lobo salió de la espesura, con las fauces abiertas y se
abalanzó sobre la vaca, que rogó al perro que la defendiese; pero él se alejó
de allí dejándola sola y el lobo se la comió.
«El egoísta no encuentra ayuda.»
0.999.5 anonimo fabula
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