Hace muchos años los elefantes no tenían trompa sino
una nariz algo pronunciada. El origen de la trompa se debe a un elefantito muy
curioso que no paraba de hacer preguntas.
-¿Por qué anda usted siempre bajo tierra? -le
preguntaba al señor Topo.
-¿Qué comes? -decía a su vecino el conejo.
-¿Por qué duermes boca abajo, Murciélago?
Estaban hartos de que hiciera tantas preguntas. Un día
le preguntó al cocodrilo.
-¿Por qué estás en el agua?
-Ven, que te lo digo al oído -le contestó.
El ingenuo elefantito se acercó, y de una dentellada
el cocodrilo apresó con sus mandíbulas su nariz. Este tiró con todas sus fuerzas
tratando de liberarse desesperadamente. Tanto duró la pelea que poco a poco, la
nariz del elefantito se alargó cada vez más, hasta que, de un gran tirón, logró
soltarse. Para entonces la nariz se había convertido en una trompa enorme y
flexible.
«No es malo ser ingenuo cuando el resultado es bueno.»
0.999.5 anonimo fabula
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