Ciervito crece con rapidez. Desde el principio se
muestra interesado por las bellezas naturales.
-¡Oh, esa flor vuela! -exclama admirado.
-No, eso no es una flor, es una mariposa -le explica
paciente-mente Ratoncín.
-¿Una mariposa? -pregunta incrédulo Ciervito, lleno de
curiosidad.
-Sí, la mariposa es un animal y la flor es una planta
-enseña ahora Ardillín.
Ambos, junto con Conejín, se encargan de la educación
de Ciervito. A todas partes le acompañan y responden a sus numerosas preguntas.
Mientras tanto, mamá Cierva vigila desde lejos que no haya peligros.
«Es muy bueno enseñar al que no sabe.»
0.999.5 anonimo fabula
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