Doña Liebre era muy aficionada a las carreras y a las
zanahorias, así que decidió participar en un maratón.
La noche anterior a la carrera, doña Liebre se metió
en el huerto de don Carnero dispuesta a comerse todas las zanahorias que encontrase,
pues sabía que sin un buen atracón de zanahorias no podría ganar. Pero el dueño
del huerto vigilaba.
Después de ver a doña Liebre comiéndose sus
zanahorias, Don Carnero echó a correr tras ella dispuesto a darle su merecido.
Ambos llegaron a la línea de salida en el momento en que comenzaba el maratón.
Doña Liebre ganó la carrera con facilidad.
«No se debe aprovechar la amistad para poder ganar.»
0.999.5 anonimo fabula
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