Caminaba la liebre por una vereda del bosque cuando se
encontró al gato, humilde y tranquilo como pocos en el lugar.
Hablaron sobre la habilidad que cada uno tenía para
librarse de los peligros. El gato, con su parsimonia habitual, dijo:
-Lo único que sé hacer cuando veo un enemigo es
subirme a un árbol.
En cambio, la liebre hablaba y hablaba de las
múltiples artimañas que sabía para salvarse si un enemigo la acechaba. En esto,
se oyeron unos ladridos.
Se acercaba una manada de perros salvajes. Sin dudarlo
un instante, el gato se subió a lo más alto de un árbol. La liebre, como tenía
tantos recursos, dudaba entre cuál escoger. Mientras se decidía por uno u otro
dio tiempo a que los perros la atrapasen.
«A veces un exceso de recursos suele ser un inconveniente.»
0.999.5 anonimo fabula
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