Foquita se pasaba el día leyendo libros. Leía cuatro
cada día. Un día fue con sus padres a casa de unos amigos que tenían un hijo
muy aplicado. Sabía de todo, pero tardaba mucho en leer un libro.
Los padres de Foquita creyeron que su hijo sabía mucho
más que el hijo de sus amigos y decidieron hacer una prueba. Invitaron a
Foquita y al hijo a hablar de los libros que habían leído ese mismo día.
Foquita recordaba el título... y nada más.
Había leído tan deprisa que no se había enterado de
nada. En cambio, el amigo habló durante horas sobre el divertido y entretenido
libro que estaba leyendo. Estaba claro que lo había leído muy bien y que se
había enterado de todo.
«Es preferible hacer poco y bien que mucho y mal.»
0.999.5 anonimo fabula