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jueves, 7 de noviembre de 2013

La tortuga

Había una vez una tortuga que siempre iba con su casita a cuestas. Un día la tortuga se cansó de llevar consigo tan pesada carga y la dejó detrás de un matorral. De este modo la tortuga se sintió más ágil y así pudo caminar a un paso más rápido y ligero.
De repente, estalló una tormenta. La lluvia empapó a la tortuga, que se lamentaba pensando lo bien que estaría en su casa, calentita.
Cuando pasó la tormenta, la tortuga regresó a su casita y desde entonces no volvió a separarse de su caparazón por lento y pesado que fuera su caminar y avanzase poco.

«Quien mucho corre pronto para.»

0.999.5 anonimo fabula 

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