El almacén de Ardillita estaba lleno de nueces. Tenía
más de las que se comería ese invierno y decidió hacer muñecas con ellas para
alegrar el bosque. Cuando llegó la Nochebuena había hecho muchísimas muñecas.
Las puso delante de su casa para que todos fueran cogiendo cuando vinieran a
felicitarle las pascuas. Sin embargo, cuando fue a cenar, no le quedaba ninguna
nuez que llevarse a la boca. Pero no le importó porque al final todo el mundo
la había invitado a cenar y no tenía hambre.
«Si eres generoso, tus amigos te lo agradecerán.»
0.999.5 anonimo fabula
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