La gente dice que los burros son tontos, pero no es
verdad. Un labriego tenía dos burros. Los ató entre sí con una sola cuerda para
que no pudieran escaparse. Cuando sintieron hambre cada uno tiraba de la cuerda
intentando llegar al pesebre que tenía más cerca. Era inútil, pues la cuerda
era corta. Comprendieron que tenían que dialogar.
-Vamos a ver. Somos dos para comer. La cuerda con la
que estamos atados es muy corta y no podemos llegar cada uno al pesebre que
tenemos más cerca. ¿Por qué no intentamos ir primero juntos al primer pesebre?
Comeremos ambos de él y luego iremos también juntos a comer del otro pesebre,
hasta que se nos pase el hambre.
-¡Buena idea! -exclamó su compañero. Y los dos burros
se dieron el banquete a pesar de estar atados.
«Para poder subsistir hay que espabilar.»
0.999.5 anonimo fabula
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