Chusco y Tití son dos cachorros de león muy revoltosos
y traviesos. Su madre, doña Leona, les tiene prohibido jugar con cerillas.
Un día, hacen prisionero a un gatito y lo atan a un
palo para jugar a los indios. A escondidas, para que nadie pueda verlos, hacen
una fogata en el jardín.
Han atado al pobre gatito, que maúlla muy asustado
mientras ellos dan saltos y aúllan como si estuvieran haciendo un ritual indio.
Distraídos con su juego, no se dan cuenta de que el
viento mete el humo en la casa del vecino y todos tienen que salir fuera para
no asfixiarse. Doña Leona adivina rápidamente quiénes han hecho la hoguera y
está dispuesta a darles un buen escarmiento. Le parece muy mal que la hayan
desobedecido, pero es peor aún el susto que le han dado al pequeño gatito. Les
castiga sin salir de casa dos meses, excepto para ir al colegio.
«Si has desobedecido, acepta el castigo.»
0.999.5 anonimo fabula
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