Doña Urraca tiene la feo costumbre de robar. Todos
conocen su vicio y, al ver cómo doña Urraca se dispone a robar a don Perro Dogo
un maletín lleno de joyas, deciden darle un escarmiento.
Con un fino cordel atan el maletín a la pata de su
propietario que duerme tranquila y plácidamente. Cuando doña Urraca tira con
suavidad del maletín, despierta a don Perro Dogo que, furioso, da a la ladrona
una monumental paliza.
Podéis estar seguros de que doña Urraca nunca volverá
a gastar una pequeña broma a nadie más, pues ha aprendido de verdad la dura
lección.
«Robar no es una broma y lo paga la ladrona.»
0.999.5 anonimo fabula
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