Una pobre viuda tenía una única
oveja. Al tiempo de la trasquila, y deseando tomar su lana en forma económica,
la trasquiló ella misma, pero usaba la herramienta en tan mala forma que junto
con la lana le cortaba también la
carne. La oveja acongojada y con dolor, le dijo:
-¿Por qué me maltratas así, ama?
¿En que te puede beneficiar el agregar mi sangre a la lana? Si quieres mi
carne, llama al carnicero quien me matará al instante sin sufrimiento, pero si
lo que deseas es mi lana, ahí está el esquilador, quien me esquilará sin
herirme.
Antes de ejercer una actividad, prepárate y entrénate
adecuadamente para ejecutarla bien.
1.023.5 Esopo
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