Un joven koala trabajaba como fotógrafo, pero ganaba
muy poco dinero con su oficio y decidió cambiar de trabajo para poder mantener
a su familia.
Después de buscar durante mucho tiempo y en todo tipo
de negocios, consiguió entrar en una oficina. En realidad el trabajo no le
gustaba tanto como cuando hacía fotografías, pero ganaba mucho más.
De este modo, pasados unos años, había logrado ahorrar
suficiente dinero.
Con él montó un pequeño estudio fotográfico y volvió a
ejercer su verdadera vocación sin problemas económicos.
Ahora ya es muy feliz y no pasa apuros económicos, ni
él ni su familia.
«Quien sabe sacrificarse por un ideal acaba obteniendo su recompensa.»
0.999.5 anonimo fabula,
No hay comentarios:
Publicar un comentario