En el fondo del mar, había sido elegido rey el señor
Pulpo. Durante los primeros años de su reinado, Pulpo se comportó como un
monarca sensato y bueno con sus súbditos. Sin embargo, a medida que sus riquezas
aumentaban, se hacía más y más avaricioso. Pedía a sus súbditos cosas cada vez
más costosas.
Llegó un momento en que todos tenían que trabajar las veinti-cuatro
horas del día para atender sus exigencias. Al fin la situación llegó al límite.
Los animales que años antes habían colocado a Pulpo en el trono, lo echaron
violentamente de él, como castigo a su insaciable ambición.
«Ten cuidado, pues la avaricia rompe el saco.»
0.999.5 anonimo fabula,
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