Don Hipopótamo estaba avergonzado, ¡sus amigos eran
tan delgados y él tan gordito!
-Pásate un día entero apoyado sobre una sola pata y
verás cómo pierdes peso -le decía el flamenco.
-Lo que necesitas es hacer mucho deporte -le dijo el
leopardo, dispuesto a ayudarle.
-¡Bah! Eso tiene arreglo -añadió el avestruz, mete
unas cuantas piedras y verás cómo adelgazas.
Don Hipopótamo siguió el consejo de sus amigos: se
pasó un día sobre una sola pata y tuvo un esguince; veinticuatro horas de
gimnasia lo dejaron baldado y las piedras que comió le dieron una gran pesadez
de estómago. Por fin, a fuerza de mirarse al espejo, don Hipopótamo comprendió
que él no estaba más gordo que sus amigos. Sencillamente, tenía una
constitución física diferente.
«No pretendas ser como los demás y aprende a ser feliz como tú eres.»
0.999.5 anonimo fabula,
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