Una tortuga que se recreaba al sol,
se quejaba a las aves marinas de su triste destino, y de que nadie le había
querido enseñar a volar.
Un águila que paseaba a la deriva
por ahí, oyó su lamento y le preguntó con qué le pagaba si ella la alzaba y la
llevaba por los aires.
-Te daré -dijo- todas las riquezas
del Mar Rojo.
-Entonces te enseñaré al volar -replicó
el águila.
Y tomándola por los pies la llevó
casi hasta las nubes, y soltándola de pronto, la dejó ir, cayendo la pobre
tortuga en una soberbia montaña, haciéndose añicos su coraza. Al verse
moribunda, la tortuga exclamó:
-Renegué de mi suerte natural.
¿Qué tengo yo que ver con vientos y
nubes, cuando con dificultad apenas me muevo sobre la tierra?
Si fácilmente adquiriéramos todo lo que deseamos,
fácilmente llegaríamos a la desgracia.
1.023.5 Esopo
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