Un pastor que cuidaba su rebaño en
las costas, veía al mar muy calmado y suave, y planeaba con hacer un viaje de
comercio.
Entonces vendió todo su rebaño y lo
invirtió en un cargamento de dátiles, y se echó a la mar. Pero vino una
fuerte tempestad, y estando en peligro de hundirse la nave, tiro por la borda
toda la mercancía, y escasamente escapó con vida en la barca vacía.
No mucho tiempo después cuando
alguien pasaba y observaba la ordenada calma del mar, él le interrumpía y le
decía:
-De nuevo está el mar deseando
dátiles y por eso luce calmado.
Nunca generalices conclusiones basándote en un solo
suceso.
1.023.5 Esopo
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