Un cocodrilo vivía a la orilla de un gran río en la
selva. Confundido con el fango acechaba inmóvil a los animales que se acercaban
a beber. Así atrapaba a muchos de ellos, pero acabó siendo muy conocido.
Para poder seguir cazando tuvo que inventarse un nuevo
método. Este consistía en ¡levarse un pañuelo a la boca y lloriquear. Los
animales de la selva, creyendo que le pasaba algo malo, se acercarían y izas!
podría comerse a los más pequeños.
Un día bajó al río una bandada de patitos. Algunos de
ellos oyeron el llanto del cocodrilo, se fueron acercando uno a uno y el
cocodrilo se los comió. Sólo se libró el patito más pequeño, que se marchó
diciéndole que iba a avisar al médico. Éste pilló distraído al cocodrilo y le puso
una estaca entre las fauces. De este modo quedó su boca abierta y todos los
demás patitos pudieron salir sanos y salvos.
«Si engañas al que te ayuda otros te engañarán a ti.»
0.999.5 anonimo fabula,
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