Un viejo perro cazador, que en sus
días de juventud y fortaleza jamás se rindió ante ninguna bestia de la foresta,
encontró en sus ancianos días a un jabalí en una cacería. Y lo agarró por la
oreja, pero no pudo retenerlo por la debilidad de sus dientes,
de modo que el jabalí escapó.
Su amo, llegando rápidamente, se
mostró muy disgustado, y groseramente reprendió al perro.
El perro lo miró lastimosamente y
le dijo:
-Mi amo, mi espíritu está tan bueno
como siempre, pero no puedo sobreponerme a mis flaquezas del cuerpo.
Yo prefiero que me alabes por lo
que he sido, y no que me maltrates por lo que ahora soy.
Respeta siempre a tus ancianos, que aunque ya no puedan
hacer de todo, dieron lo mejor de su vida para tu beneficio.
1.023.5 Esopo
No hay comentarios:
Publicar un comentario