Mandrilín vio a doña Flamenca que sostenía un montón
de globos con su mano derecha mientras arreglaba el puesto con la izquierda.
Con aire inocente se acercó a doña Flamenca precavido
y con delicadeza le dijo:
-Su hijo se ha caído de la cuna y está llorando. Lo he
visto pasar por delante de su casa.
-¡Mi bebé! -exclamó doña Flamenca, mientras dejaba los
globos en manos de Mandrilín y echaba a correr hacia su casa.
Mandrilín, que pesaba la quinta parte que doña Flamenca,
empezó a volar. Subió hacia las nubes y, al cabo de un rato, se perdió en las
alturas, volando por el cielo.
Aún debe de estar Mandrilín dando vueltas al mundo.
Seguro que está pensando: «Si algún día puedo bajar a tierra, no volveré a
hacer ninguna trastada».
«Piensa antes de hablar.»
0.999.5 anonimo fabula,
No hay comentarios:
Publicar un comentario