Era un chimpancé muy estudioso que quería ser
arquitecto. Un día le dijo a su buen amigo el cervatillo:
-Voy a construir una casa para ti.
-Eso está muy bien, pero trabaja seguro, no sea que te
ocurra alguna desgracia -advirtió don Oso, que pasaba por allí al lado y había
oído la conversación entre los amigos.
El chimpancé no hizo caso del consejo y se puso a
trabajar con entusiasmo. En esto, una ardilla que vivía justo encima del
cervatillo, al ir a coger una piña, se le escurrió y cayó... justamente sobre
la cabeza del chimpancé constructor, quien en ese momento estaba distraído.
Además del susto, le salió un chichón en la cabeza. Desde ese día trabajó
siempre con el casco puesto e hizo caso de los consejos.
«Chimpancé precavido vale por dos.»
0.999.5 anonimo fabula,
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