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domingo, 22 de septiembre de 2013

El erizo generoso

Don Erizo se llevaba bien con todos los animales y no le importaba regalar sus púas a quien se las pidiese. La última que le quedaba se la dio al ratón, que la quería para usarla como espada contra un gato que le perseguía y así podría defenderse.
Un día llegó una serpiente que, al ver al erizo sin espinas se dispuso a comérselo.
Cuando la serpiente estaba cerca, todos los animales que tenían alguna espina del erizo se abalanzaron sobre ella y la hicieron huir. El erizo agradeció a sus amigos su valiente y generoso gesto.
Había dado el arma que le servía como única defensa porque en realidad daba más importancia a la amistad que a la propia vida.

«La amistad es un gran tesoro.»

0.999.5 anonimo fabula,

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