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domingo, 22 de septiembre de 2013

El tordo

Picoteaba un tordo los granos de un bosquecillo de mirlos, y complacido por el placer de sus pepitas no se decidía a abandonarlo.
Un cazador de pájaros observó que el tordo se acostumbraba al lugar y lo cazó.
Viendo el tordo su próximo fin, dijo:
-¡Oh desgraciado!, ¡por el placer de comer, me he privado de la vida!

Nunca te excedas de lo que encuentres placentero, no vaya a ser causa de tu desgracia.

1.023.5 Esopo


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