Un día, se produjo un gran diluvio. Todo se inundó en
poco tiempo y muchos animales perecieron. Otros lograron salvarse subiéndose a
los tejados de las casas.
-¡Vamos, no hay que perder la serenidad ni el buen
humor!
Así hablaba Topito, famoso por ser un juerguista y un
inconsciente.
Topito comenzó a decir tonterías y a hacer piruetas
para distraer a sus compañeros y que no pensaran en el peligro.
Pasó el tiempo y las aguas bajaron. Todos se habían
salvado y Topito había hecho que no pensaran en su desgracia.
Cuando las cosas volvieron a la normalidad, todos
reconocieron que se habían salvado gracias a Topito, que les había distraído y
dado ánimos con sus palabras y su buen corazón en un mal momento. ¡Incluso le pusieron
una medalla!
«De los amigos salen los agradecidos.»
0.999.5 anonimo fabula,
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