Un niño fue herido por un gusano de
ortiga.
Corrió a su casa y dijo a su madre:
-Me ortigó fuertemente, pero yo
solamente lo toqué con suavidad.
-Por eso te ortigó -dijo la madre,
la próxima vez que te acerques a un gusano de esos, agárralo con decisión, sin
caricias, y entonces será tan suave como seda, y no te maltratará de nuevo.
Al insolente, irrespetuoso, o delincuente, debe
demostrársele siempre que la autoridad prevalece sobre él.
1.023.5 Esopo
No hay comentarios:
Publicar un comentario