Don Coyote tenía aterrorizados a los habitantes de la
pradera. Un día vio un potrillo que estaba con su madre y se dijo:
-Me apetece robar ese potrillo porque necesito un
criado. Bastará con que le enseñe algunas cosillas y... ¡a vivir!
Así lo hizo. Aprovechando una distracción de doña
Yegua, se lanzó sobre el indefenso animal y se lo llevó corriendo. Tan deprisa
iba que se dio de frente con don Búfalo, que le propinó tal coz que lo mandó
volando por los aires. Pero el escarmiento no quedó ahí, porque don Coyote fue
a caer justo al lado de doña Yegua que la emprendió a coces con el travieso don
Coyote.
Suponemos que don Coyote no volverá a querer un criado
gratis.
«El egoísta y prepotente siempre tiene su escarmiento.»
0.999.5 anonimo fabula,
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