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domingo, 22 de septiembre de 2013

El ciervo vanidoso

Vivía en la montaña un ciervo que estaba muy orgulloso de su cornamenta, y sus vecinos le decían:
-Nuestras patas pueden ser tan útiles como los cuernos.
-¡Bah! ¿No te has fijado que todos tenemos las patas iguales? En cambio, la cornamenta la tenemos distinta. La mía es superior a las vuestras. Soy el ciervo más hermoso de la montaña -respondía el ciervo.
Un día, el ciervo vanidoso se vio perseguido por los perros de unos cazadores. Gracias a la agilidad de sus patas, nuestro ciervo pudo escapar.
Pero al llegar al bosque su cornamenta pronto quedó enredada en el ramaje. Quedó atrapado, pues no podía continuar corriendo, así que los perros lo alcanzaron. Recordó lo que le había dicho su vecino y comprendió que tenía razón. ¡Ah, si se hubiera fiado más de sus patas!

«Siempre hay que saber escuchar.»

0.999.5 anonimo fabula,

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