Un hombre hizo una estatuilla de un
Hermes en madera y la llevó a la plaza para su venta.
Como nadie llegaba a comprarla, se
le ocurrió llamar la atención anunciando que vendía un dios que obsequiaba
bondades y beneficios. Entonces uno de los curiosos le dijo:
-Oye, si tan bueno es, ¿por qué la
vendes y no te aprovechas de su ayuda?
-Porque yo, contestó aquél-necesito
la ayuda inmediatamente, y él nunca se apura en conceder sus beneficios.
Nunca dejes que el momentáneo interés material predomine
sobre el espíritu
1.023.5 Esopo
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