Envidiosas las abejas a causa de la
miel que les arrebataban los hombres, fueron en busca de Zeus y le suplicaron
que les diera fuerza bastante para matar con las punzadas de su aguijón a los
que se acercaran a sus panales.
Zeus, indignado al verlas
envidiosas, las condenó a perder su dardo cuantas veces hirieran a alguno y a
morir ellas mismas después.
La envidia no es buena consejera, más bien nos puede
llevar a perder lo que ya poseemos.
1.023.5 Esopo - 000
No hay comentarios:
Publicar un comentario