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lunes, 11 de noviembre de 2013

El gato y el espejo

Filósofos que aspiráis
A penetrar los arcanos,
Oíd: con vosotros habla
El más sabio de los gatos.
Un día, en un tocador
Vio un gatazo jubilado
Un espejo, y muy curioso
Dio sobre la mesa un salto.
Mira, y cree ver en él
A un quidam de sus hermanos;
Pero al quererse ir a él
Encontró cortado el paso.
Paróse entonces un poco,
Y el cristal examinando,
Da por detrás del espejo
La vuelta, y se halla burlado.
Torna, y torna a presentarse
El mismo gato acechando.
Pero discurriendo astuto
Que tal vez, para burlarlo,
Mientras por uno le busca
Se iría por otro lado,
En lo alto del espejo
Montó ligero a caballo,
Y dijo: así no podrá
Escapárseme el bellaco.
Satisfecho de su industria,
Fue poco a poco bajando
La cabeza hacia la luna:
Ve una oreja; echa la mano,
Y con el cristal tropieza:
Echa la otra hacia el respaldo
Con la mayor prontitud,
Pero se halló con el marco
Solamente: de manera
Que cuando más ocupado
En sus averiguaciones
Estaba, perdió mi gato
El equilibrio, y dio en tierra
Con cabeza y espinazo.
Entonces, vuelto en su acuerdo,
Dijo el pobre, lastimado:
-Esto le sucede a quien,
O curioso, o mentecato,
Sin necesidad aspira
A penetrar un arcano.

Libro 3 – Fabula XXXIV


1.089.5 Claris de florian, jean pierre - 032

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