Un quidam puso un día entre
los huevos
De una cierta canaria Un huevo de
jilguero;
Y la pobre, engañada,
Cobóle al fin como los otros suyos,
Y a luz salió un jilguero sin
desgracia.
De canaria y canario
Recibía sin tasa
Alimento y caricias, de manera
Que con todos sus hijos le igualaban,
Sin embargo que vieron por la pluma
El engaño a poquísimas semanas.
Ya un día otro jilguero,
Algo envidioso de ventura tanta,
Fue en su busca, y le dijo:
-Ya es tiempo que conozcas tu prosapia.
Esos que tú por padres reverencias,
Has de saber que no te tañen nada,
Y que eres un jilguero hecho y
derecho;
Y si de mis palabras
Llegares a dudar, mira la pluma
De tus hermosas alas,
Mira tu pico, mira tu cabeza.
-Cierto será lo que hablas,
Le respondió el injerto;
Pero supuesto que los dos me tratan
Como si fuera su hijo,
Por padres les conozco; que en
sustancia,
Más padres son los que supieron
serlo,
Que los que así, porque lo son, se
llaman.
Libro
4 – Fabula L
1.089.5 Claris de florian, jean pierre - 032
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