De la sed hostigados dos leones
A un mismo tiempo a un manantial
llegaron;
Y aunque a la par beber los dos
podían,
Entró la vanidad a reprobarlo,
Y quiso cada cual beber primero:
Miráronse con ojo sanguinario,
Encrespando del cuello las guedejas,
Y el lomo con las colas azotando:
Se embistieron, al fin, con tal
denuedo,
Que el bosque con rugidos aterraron.
Iguales en esfuerzo y valentía,
El combate duró muy grande espacio,
Hasta que ya rendidos, y cubiertos
De crueles heridas, se llegaron
Juntos al manantial; en él bebieron,
Y a muy pocos momentos expiraron.
¡Hombres,
tomad lección de estos leones:
Y
no os despedacéis como insensatos,
Si
después de ofenderos mortalmente
Habéis
de beber juntos, y en un charco!
Libro
4 – Fabula XL
1.089.5 Claris de florian, jean pierre - 032
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