Hace ya mucho tiempo, los ratones
celebraron asamblea general con el fin de considerar qué medidas podrían
adoptar para librarse del enemigo común: el gato. Después de discutir, sin
resultado, varios proyectos, se levantó un ratón joven y declaró que tenía que
hacer una proposición que no dudaba que sería la más acertada.
-Convendréis conmigo -dijo- que el
peligro principal que corremos es la silenciosa y taimada aproximación del
enemigo. En cambio, si nos revelase su presencia por medio de alguna señal,
escaparíamos de sus uñas sin esfuerzo. Propongo, pues, que se busque un
cascabel y que se ate, con una cinta, al cuello del gato. Así sabremos cuándo
llega y podremos escondernos hasta que se haya marchado.
La proposición fue acogida con una
salva de aplausos. Entonces se levantó un ratón viejo y habló
-Todo esto está muy bien -dijo,
pero, ¿quién le pondrá el cascabel al gato?
Los ratones se miraron unos a otros
y nadie replicó una palabra. Entonces el viejo ratón sentenció:
-No hay nada más fácil que proponer remedios imposibles.
1.023.5 Esopo - 000
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