Unos sacerdotes de Cibeles tenían
un asno al que cargaban con sus bultos cuando se ponían en viaje.
Un día por fatiga se murió el asno,
y desollándolo, hicieron con su piel unos tambores, de los cuales se sirvieron.
Habiéndoles encontrado otros
sacerdotes de Cibeles, les preguntaron que dónde estaba su asno.
-Muerto -les dijeron; pero recibe
más golpes ahora que los que recibió en su vida.
Mucha gente dice haberse retirado de su hábito, pero no se
da cuenta de que su hábito no se retiró nunca de él.
1.023.5 Esopo - 000
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