Un día, se convocó una importante reunión. Acudieron
centenares de animales puntuales a la cita. Bueno... alguien faltaba.
-No veo por aquí a Lorín -dijo Osito. Tenía que venir
en representación de todos los loros. ¿Qué le habrá pasado?
A esa hora Lorín dormía.
Cuando se despertó recordó la reunión. Por mucha prisa
que se dio, llegó cuando había terminado.
-¿Qué diré a los loros? -se preguntaba Lorín
angustiado. Querrán saber lo acordado en la reunión, como es natural. Bueno,
algo me inventaré.
Lorín contó tales mentiras a sus representodos que los
demás loros se dieron cuenta de que mentía y de que no había acudido.
-Más nos habría valido confiar en un loro serio y
puntual que hubiera cumplido sus compromisos -comentó uno, fastidiado.
«La formalidad es una virtud que hay que tener en cuenta.»
0.999.5 anonimo fabula
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