Tom y Micifuz trabajaban como detectives, pero ¡era
tan diferente su forma de hacer las cosas...! Mientras el gato Micifuz atrapaba
a los ladrones con actos violentos y los metía en la cárcel a golpes y sin
dejarles hablar, el perro Tom detenía a los cacos con delicadeza y les
preguntaba por qué robaban. Éstos, casi siempre, lo hacían porque no tenían
trabajo. Entonces, Tom, muy comprensivo, les ayudaba a salir del bache con la
condición de que no volviesen a robar.
La cárcel de Micifuz siempre estaba llena de ladrones,
casi siempre los mismos, que, una vez en libertad, volvían a robar. En cambio,
la cárcel de Tom estaba casi vacía y era raro que un caco apresado por él
volviera a robar, pues ya tenía en qué trabajar.
¿Veis cómo la violencia no tiene ningún valor? Es
importante saber que las cosas siempre ocurren por alguna causa.
«De nada sirve castigar si no combatimos la causa.»
0.999.5 anonimo fabula
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