Una alondra moñuda cayó en una
trampa y se dijo suspirando:
-¡Desgraciada alondra! A nadie has
robado ni oro ni plata, ni cosa valiosa alguna; pero llevarse un insignificante
granito de trigo ajeno será la causa de tu muerte.
Nunca te expongas a un gran peligro por un mezquino
beneficio.
1.023.5 Esopo - 000
No hay comentarios:
Publicar un comentario