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viernes, 8 de noviembre de 2013

Los santos inocentes

En Juergalandia todo el mundo gasta inocentadas a los amigos el día de los inocentes. A doña Pava le quemaron unos gamberros la cola de su vestido. Peor suerte corrió don Cocodrilo, que perdió la mitad de sus innumerables dientes al morder un petardo que había confundido con la tibia de un dinosaurio. Y qué decir de don Hipopótamo, honrado ciudadano que casi se vuelve loco cuando le dijeron que le había tocado la lotería. ¡La de cosas que había soñado comprar!
Según dicen, después de la euforia, al saber que era una broma, don Hipopótamo salió corriendo furioso detrás del bromista, al que todavía sigue buscando.

«En los Santos Inocentes hay que tener cuidado con las inocentadas.»

0.999.5 anonimo fabula 

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