Una cabra y un asno comían al mismo
tiempo en el establo.
La cabra empezó a envidiar al asno
porque creía que él estaba mejor alimentado, y le dijo:
-Entre la noria y la carga, tu vida
sí que es un tormento inacabable. Finge un ataque y déjate caer en un foso para
que te den unas vacaciones.
Tomó el asno el consejo, y
dejándose caer se lastimó todo el cuerpo. Viéndolo el amo, llamó al veterinario
y le pidió un remedio para el pobre. Prescribió el curandero que necesitaba una
infusión con el pulmón de una cabra, pues era muy efectivo para devolver el
vigor. Para ello entonces degollaron a la cabra y así curar al asno.
En todo plan de maldad, la víctima principal siempre es su
propio creador.
1.023.5 Esopo - 000
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