Un pescador, después de lanzar al
mar su red, sólo cogió un pececillo. Suplicó éste al pescador que le dejara por
el momento en gracia de su pequeñez.
-Cuando sea mayor, podrás pescarme
de nuevo, y entonces seré para ti de más provecho, terminó el pececillo.
-¡Hombre -replicó el pescador, bien
tonto sería soltando la presa que tengo en la mano para contar con la presa
futura, por grande que sea!
Más vale una moneda en la mano, que un tesoro en el fondo
del mar.
1.023.5 Esopo - 000
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