Vadeaba un perro un río
llevando en su hocico un pedazo de carne. Vio su reflejo en el agua del río y
creyó que era otro perro que llevaba un trozo de carne mayor. Y deseando más el
ajeno, soltó el suyo para arrebatar el trozo a su compadre. Pero el resultado
fue que se quedó sin el propio y sin el ajeno: éste porque no existía, y el
otro porque se lo llevó la corriente.
Nunca codicies el bien
ajeno, pues puedes perder lo que ya has adquirido con tu esfuerzo.
1.023.5 Esopo - 000
No hay comentarios:
Publicar un comentario