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viernes, 8 de noviembre de 2013

Solo

Topo, Liebre y Cerdito volvían de dar un paseo cuando vieron que unos gamberros lanzaban bolas de nieve a un cachorrillo.
-¡Pobrecito, estás helado y tiritando! -dijo Cerdita, compasiva.
-¡Me ha entrado nieve hasta por las orejas! –se quejó el perrito.
Los amigos descubrieron que se llamaba Solo porque no tenía padres y andaba siempre vagabundeando. Cerdita, que vivía sola, se llevó al cachorro a su casa para que ambos se hicieran compañía.
Desde entonces, siempre que Cerdita sale de paseo con sus amigos, Solo se queda cuidando la casa.

«No es buena la soledad, alguien te podrá acompañar.»

0.999.5 anonimo fabula 

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